¡El clima se está calentando!
La crisis ya ha llegado.
No son los expertos quienes salvarán el planeta.
El cambio real viene de quienes viven la realidad, de quienes conocen la tierra, el territorio y el pulso colectivo del futuro.
¡El clima se está calentando!
La crisis ya ha llegado.
No son los expertos quienes salvarán el planeta.
El cambio real viene de quienes viven la realidad, de quienes conocen la tierra, el territorio y el pulso colectivo del futuro.
Desde 1992, con el Foro Global, la Cumbre de los Pueblos se ha alzado como un grito de resistencia, un eco de las voces silenciadas por la desigualdad.
En este espacio de lucha y esperanza, las comunidades indígenas, tradicionales y periféricas —aquellas que menos han contribuido a la crisis climática pero que más sufren sus impactos— finalmente tienen la oportunidad de ser escuchadas.
Mientras las COP oficiales siguen enfocándose en números y metas, la Cumbre habla de vidas, derechos y territorios. Aquí estamos construyendo un futuro basado en la justicia social y ambiental, demostrando que nuestra lucha es tan urgente como necesaria.
Desde 1992, la Cumbre de los Pueblos se ha alzado como un grito de resistencia, un eco de las voces silenciadas por la desigualdad.
En este espacio de lucha y esperanza, las comunidades indígenas, tradicionales y periféricas —aquellas que menos han contribuido a la crisis climática pero que más sufren sus impactos— finalmente tienen la oportunidad de ser escuchadas.
Mientras las COP oficiales siguen enfocándose en números y metas, la Cumbre habla de vidas, derechos y territorios. Aquí estamos construyendo un futuro basado en la justicia social y ambiental, demostrando que nuestra lucha es tan urgente como necesaria.
En Belém, la Amazonía se convierte en algo más que un bioma: es un símbolo poderoso de resistencia y lucha por la justicia climática.
Este es un espacio donde se respetan las prácticas tradicionales y se amplifican las voces de quienes habitan el bosque.
En Belém, la Amazonía se convierte en algo más que un bioma: es un símbolo poderoso de resistencia y lucha por la justicia climática.
Este es un espacio donde se respetan las prácticas tradicionales y se amplifican las voces de quienes habitan el bosque.