Belém (PA), 17 de noviembre de 2025 – Las negociaciones en la 30.ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP30) alcanzaron su punto decisivo en Belém, con la apertura del Segmento de Alto Nivel y la llegada de ministros. Representantes de la Cumbre de los Pueblos actúan ahora en el espacio oficial para impulsar la declaración aprobada por los movimientos y organizaciones. En la apertura, Maureen Santos y Rud Rafael, de Fase y MTST, respectivamente, entregaron la camiseta de la Cumbre al vicepresidente de Brasil, Geraldo Alckmin, como una forma de visibilizar aún más la lucha.

Mientras que fuera de la COP, en el espacio autónomo de la Cumbre de los Pueblos, se percibía una fuerte presión desde las calles, dentro de la Conferencia, el momento se caracteriza por llamamientos urgentes a los países para que logren avances concretos y por la presión histórica de los movimientos sociales que exigen que los resultados prioricen la justicia popular y aborden las causas sistémicas de la crisis.

Llamado a la acción inmediata y al fin de los obstáculos

El segmento de Alto Nivel comenzó con un claro llamado a la rendición de cuentas. El Secretario Ejecutivo de la ONU para el Cambio Climático, Simon Stiell, enfatizó la profunda conciencia de los negociadores sobre lo que está en juego. Advirtió enfáticamente que “no hay tiempo que perder con dilaciones tácticas ni obstrucciones”, e instó a que se resolvieran sin demora los asuntos más complejos.

La Presidenta de la Asamblea General de la ONU, Annalena Baerbock, recalcó que los fondos necesarios para la acción climática existen, pero deben reorientarse. Subrayó que, el año pasado, los países en desarrollo desembolsaron aproximadamente 1,4 billones de dólares estadounidenses en servicio de la deuda externa, una cantidad que podría destinarse de manera crucial a la mitigación, la resiliencia y la energía limpia. Esto refuerza el llamado a la cancelación de la deuda para los países en desarrollo.

Transición de la negociación a la implementación

Brasil, como país anfitrión y presidente de la COP30, abogó por que el evento iniciara una nueva fase global: la transición de un régimen de negociación a un régimen de implementación y, con ello, el compromiso de cumplir los objetivos establecidos.

El presidente de la COP30, el embajador André Corrêa do Lago, informó que se extenderá la agenda de negociación, incluyendo sesiones vespertinas, para finalizar dos paquetes de decisiones esenciales.

CUMBRE POPULAR: Presión democrática por la justicia

Fuera de los muros de la conferencia oficial, la Cumbre Popular —considerada la más grande jamás celebrada, con más de 25.000 participantes y una marcha que congregó a más de 70.000 personas— formalizó sus demandas.

Una declaración popular, resultado de cuatro días de debates, fue entregada a los líderes brasileños, entre ellos la ministra de Medio Ambiente, Marina Silva, y el presidente de la COP30, André Corrêa do Lago.

Maureen Santos afirmó que el evento demostró un ejemplo de democracia y multilateralismo, dando visibilidad a los grupos más afectados por la crisis, quienes también son los que proponen alternativas.

Las principales demandas populares incluyen financiamiento sin deuda, preocupación por cómo se aborda el financiamiento climático y advertencias sobre el riesgo de generar nuevas “deudas ecológicas” para el Sur Global. Una transición justa ampliada que requiere extender el debate sobre la transición justa, más allá de las energías renovables, incorporando temas cruciales como la soberanía alimentaria, los derechos territoriales y las condiciones laborales.

La PAA promueve alimentos saludables.

Durante el evento paralelo, grupos como el Movimiento de Trabajadores Sin Hogar (MTST), con el apoyo del Movimiento Campesino Popular (MCP), la Red Nacional de Agroecología (ANA) y el Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST), desplegaron una operación logística que garantizó que la comida para las delegaciones registradas constituyera, en sí misma, una declaración política a favor de la agricultura familiar, los pueblos tradicionales y una transición agroecológica justa.

En conjunto, organizaron una “cocina solidaria” que proporcionó más de 300.000 comidas gratuitas, centradas en productos agroecológicos y gastronomía amazónica, reforzando el mensaje de esperanza y resiliencia. Además, lograron el plan consolidado más grande jamás implementado bajo la Política de Adquisición de Alimentos (PAA).