En el último día de la COP 30, las redes internacionales Demand Climate Justice (DCJ) y Climate Action Network International, que representan a cientos de organizaciones en todo el mundo, realizaron una conferencia conjunta para denunciar públicamente el plan presentado en las negociaciones. Las redes afirman que el documento no contiene compromisos reales de financiación climática y que ha sido utilizado como herramienta para bloquear las demandas más urgentes de los pueblos del Sur Global. Lidy Nacpil, del Asian Peoples’ Movement on Debt and Development e integrante de DCJ, fue la encargada de presentar la declaración.

Las organizaciones explicaron que participaron activamente en las movilizaciones que presionaron por un lenguaje firme sobre la necesidad de una transición rápida, equitativa y justa para salir de los combustibles fósiles, incluso durante la COP de Dubái. Según Lidy, ninguna transición es posible sin financiación climática y esta condición es aún más decisiva para los países del Sur, que enfrentan desigualdades históricas agravadas por la crisis climática.

La crítica al llamado plan ganó fuerza ante lo que las redes describen como un intento del Norte Global de fabricar consenso y difundir narrativas falsas. Para ellas, el documento es vacío porque no presenta compromisos concretos, no ofrece mecanismos claros para garantizar una transición justa y, en lugar de avanzar, bloquea cada etapa de las negociaciones. Además, afirman que el plan está siendo utilizado para paralizar otras cuestiones esenciales como reparación, responsabilidad histórica y medios de implementación.

En la misma línea, Nancy Kacungira destacó que el plan ignora por completo las realidades de las comunidades más afectadas. “Este documento no habla con nosotras ni por nosotras. Sirve a los intereses de quienes se benefician de la destrucción e intenta convertir nuestras demandas legítimas en ruido político. No lo aceptaremos”, afirmó.

Lidy también cuestionó la narrativa que intenta atribuir a los países en desarrollo una supuesta falta de ambición climática. Para las redes, esta versión no refleja la realidad y sirve para desplazar la responsabilidad de quienes más emiten y más se benefician de la crisis climática. La expectativa es que la COP 30 sea realmente la COP de la verdad, como anunció la Presidencia, y que eso implique reconocer quién está bloqueando los avances.

El mensaje final enviado por las organizaciones fue claro. Sin financiación climática concreta y sin garantías reales para una transición justa, el plan presentado no tiene ningún significado para los pueblos del Sur Global que ya viven los impactos más severos de la crisis climática.