_Belém (PA), 18 de noviembre de 2025_ – En un evento paralelo que reflejó el éxito de la Cumbre de los Pueblos, las voces de las comunidades más afectadas por el cambio climático en Brasil y en todo el mundo se reunieron para debatir la Declaración Final de la reunión popular. El panel sirvió para reforzar el mensaje: la solución a la crisis climática ya se encuentra en los territorios, y el papel de los delegados de la COP30 es, por fin, escuchar y actuar.
La Cumbre de los Pueblos, que congregó a más de 24.000 participantes y culminó con la histórica Marcha Mundial de 70.000 personas en Belém, se posicionó como el verdadero escenario para la Justicia Climática.
La carta
Auricélia Arapiun, de la Articulación de los Pueblos Indígenas de Brasil (APIB), expresó con contundencia el significado político del documento entregado a los negociadores: «Esta carta de la cumbre es la carta que nos sostiene para que el mundo no se desplome».
La líder indígena denunció la falta de ambición de los gobiernos y la violencia constante contra los guardianes del bosque. Citando la celebración de la demarcación de 20 Tierras Indígenas en Brasil, subrayó la necesidad de avanzar aún más ante los graves conflictos que sufren los pueblos indígenas.
“No basta con demarcar. También es necesario proteger. Es necesario proteger a quienes protegen”.
Recordó que el asesinato de líderes indígenas constituye un genocidio que se agrava en Brasil, con más de 200 muertes registradas en un año, y exige que los gobiernos consideren de manera efectiva tratados internacionales como el Convenio 169 de la OIT.
Nilce Pontes, de la Coordinación Nacional de Articulación de las Comunidades Rurales Quilombolas Negras (CONAQ), argumentó que los resultados de la Cumbre de los Pueblos demostraron la capacidad de movilización y confrontación ante la injusticia climática.
Nilce recalcó la exclusión de los pueblos indígenas de los procesos de negociación y la necesidad de que la defensa del medio ambiente incluya a la persona. «Sin territorio, es imposible hablar de cambio climático, adaptación y resiliencia», declaró.
La presión popular como factor de cambio
El evento también sirvió para trazar el camino a seguir. Jesús Vázquez, de La Vía Campesina, enfatizó la necesidad de un análisis que destaque la vulnerabilidad de las personas más afectadas —la clase trabajadora y las personas marginadas— y que señale a los verdaderos responsables de la crisis: las «corporaciones internacionales» y los «gobiernos imperialistas».
El moderador Pablo Neri (MST) celebró el éxito de la Cumbre —incluyendo la Marcha Mundial, el Desfile de Barcos y el Banquete, donde se sirvieron más de 300.000 comidas agroecológicas— y la satisfacción colectiva con el trabajo realizado.
El mensaje final, compartido por Auricélia Arapiun, es de unidad y claridad: «Solo hemos cambiado de dirección, pero seguimos en el mismo pueblo. Por lo tanto, nuestros problemas son los mismos. Y la respuesta está en nosotros». La Declaración de la Cumbre se considera la “solución” clara para la humanidad, y ahora depende de la voluntad política de los gobiernos para aceptarla y garantizar la participación efectiva del pueblo en las decisiones.
