Belém (PA) 13/11/25 — En la Cumbre de los Pueblos, el debate sobre feminismo popular y la resistencia de las mujeres en los territorios reafirma la fuerza política y transformadora de las mujeres que, desde hace décadas, sustentan las luchas por la justicia social, climática y ambiental. Son ellas —indígenas, negras, quilombolas, ribereñas, pescadoras, campesinas y urbanas— quienes, desde diferentes rincones del país y del mundo, traen sus voces y experiencias al centro de la discusión sobre el futuro del planeta. Hoy más que nunca se sabe que donde hay mujer, hay bosque en pie, hay alimento de calidad siendo plantado y comunidades resistiendo al avance de las corporaciones que son las responsables de la crisis climática.

Según Eunice Guedes, articuladora de la Marcha Mundial de las Mujeres (MMM), esta agenda nace de una construcción colectiva e histórica. “Esta lucha viene de lejos. Desde el Foro de Río de Janeiro, en 1992, cuando creamos el Planeta Fêmea (Planeta Femenino), seguimos reafirmando que los derechos de las mujeres y las niñas —en toda su diversidad— son fundamentales en la defensa de la vida y de los territorios”, afirma.

Ella subraya que las crisis climáticas y ambientales afectan de manera desigual a las poblaciones, y tienen un impacto directo sobre las mujeres, niñas y personas trans en situación de vulnerabilidad. “Estas tragedias no son accidentales. Tienen causas estructurales y afectan principalmente a las mujeres del Sur global, que pierden sus hogares, sus afectos y muchas veces enfrentan violencia en los espacios de albergue y desplazamiento”, alerta.

Ediene Kirixi, lideresa del pueblo Munduruku, condujo por el espacio de la Cumbre de los Pueblos la Marcha en Defensa del Territorio y Contra los Grandes Emprendimientos y el Crédito de Carbono, junto a caciques, guerreras y guerreros, denunciando las amenazas a los territorios y a los modos de vida tradicionales. En su discurso, destacó que el feminismo popular es también una forma de resistencia y de re-existencia. “Nuestros cuerpos y territorios son blancos de ataques, pero también son espacios de cuidado y de fuerza. Somos nosotras quienes sustentamos la vida en las comunidades, quienes cuidamos la tierra, el agua, la casa y los mayores. Hablar de justicia climática es hablar también de justicia de género, de raza y de territorio”, declaró.

Entre los temas defendidos por el eje 6 se encuentran el derecho al territorio, el libre acceso a los babaçuais (palmerales de babasú) y el fortalecimiento de la agricultura y del extractivismo agroecológico y solidario, como caminos para garantizar autonomía, soberanía alimentaria y la conservación de la sociobiodiversidad.

El debate reafirmó que no hay transición ecológica ni justicia climática sin las mujeres en la primera línea. Son ellas quienes, con sabiduría ancestral y fuerza colectiva, mueven territorios, construyen alternativas y señalan nuevos horizontes de convivencia entre pueblos y naturaleza.

Foto:Carolynne Matos