BELÉM/PA — Mientras el Palacio de las Naciones Unidas se prepara para recibir a los jefes de Estado y negociadores de la COP 30, los movimientos sociales y las comunidades de base de Brasil y del mundo se articulan de forma autónoma. La Cumbre de los Pueblos Rumbo a la COP 30 emerge en Belém como el clamor de quienes están en la primera línea de la crisis, confrontando la agenda oficial que, históricamente, privilegia el mercado y los intereses corporativos en detrimento de la vida y los territorios.
El diagnóstico de la Cumbre es incisivo: la crisis climática es, sobre todo, una crisis de injusticia — racial, social, de género y colonial. Si la COP 30 fracasa en incorporar la agenda popular, será solo un escenario más para la legitimación de “falsas soluciones”. La alerta es clara: el enfoque en mecanismos de mercado, como la financiarización de la naturaleza, y la omisión en relación con la deuda ecológica de los países del Norte Global y de las corporaciones, condenarán la Amazonia y los biomas al agravamiento del racismo ambiental y a la impunidad corporativa. La lucha es contra el extractivismo insostenible y el fracaso en imponer una transición energética que sea, de hecho, justa y popular.
La fuerza de la convergencia: seis ejes para el buen vivir con respeto a la vida y al medio ambiente
Para revertir este panorama, la Cumbre de los Pueblos —que reúne a indígenas, quilombolas, juventudes, mujeres, y movimientos de trabajadores— organizó su resistencia y propuesta en seis pilares estratégicos. Estos ejes son la materialización de las soluciones que vienen de la base:
Territorios y Maretórios Vivos: Por la demarcación de tierras, soberanía alimentaria y reconocimiento de la Naturaleza como sujeto de derechos.
Reparación Histórica: Por el combate al Racismo Ambiental, a las falsas soluciones y la exigencia de que se pague la Deuda Ecológica.
Transición Justa, Popular e Inclusiva: Por el fin de la era de los combustibles fósiles y por la construcción de una democracia energética, partiendo de los saberes populares.
Contra las Opresiones: Por la lucha por la democracia, por el internacionalismo de los pueblos y contra la extrema derecha y los fundamentalismos.
Ciudades Justas y Periferias Urbanas Vivas: Por el combate al racismo ambiental en las áreas urbanas y por la democratización del acceso al saneamiento y a la energía.
Feminismo Popular: Por el protagonismo de las mujeres en los territorios y por la defensa intransigente de los derechos reproductivos y sexuales.
Carta final: la herramienta popular de presión global
El punto de convergencia de toda esta movilización y discusión será la elaboración de una Carta Final de la Cumbre de los Pueblos.
Esta carta no será solo un documento protocolario. Está concebida como una herramienta popular de presión política internacional, que sintetizará el conjunto de denuncias, propuestas y exigencias de los movimientos sociales globales. El texto, forjado en la lucha y en las discusiones de los territorios, será un mandato popular para presionar a gobiernos, corporaciones y a la propia Organización de las Naciones Unidas (ONU) a trascender las frías negociaciones climáticas y a adoptar el camino de la Justicia Climática y del Buen Vivir.
La mensaje es clara: las soluciones no vendrán de las salas cerradas de las COPs, sino del poder y la articulación de los pueblos . En la clausura de la Cumbre de los Pueblos, el día 16, la Carta de Declaración de los Pueblos, construida colectivamente por integrantes de más de 1100 entidades y movimientos de 62 países, será entregada al embajador André Corrêa do Lago, presidente de la COP30. Se espera que el presidente Lula esté presente ese día.
Foto:Zé Netto/AG.EficazPress
