El Supremo Tribunal Federal (STF) condenó al expresidente de Brasil, Jair Bolsonaro (PL), a 27 años de prisión por intento de golpe de Estado tras perder las elecciones de 2022. La decisión marca un momento histórico para los movimientos sociales, los pueblos de los territorios y la democracia brasileña, latinoamericana y mundial. Es la primera vez que un expresidente brasileño es castigado por este tipo de crimen, a pesar de que el país vivió una dictadura cívico-militar tras el golpe en su pasado reciente. Para las dirigencias de las organizaciones que integran la Cumbre de los Pueblos, la decisión muestra que las movilizaciones por la democracia deben seguir resistiendo.

“Hoy, 11 de septiembre, en el 52º aniversario del golpe cívico-militar en Chile, celebramos la condena de Bolsonaro por su intento de golpe en Brasil. En un momento en que América Latina y el mundo enfrentan guerras, el genocidio en Gaza, la amenaza de la extrema derecha y la pérdida de libertades democráticas y derechos humanos, la sentencia contra Bolsonaro y sus cómplices es motivo de alegría y una señal positiva para seguir trabajando y luchando por sociedades más justas y sostenibles”, dijo Eduardo Giesen, coordinador para América Latina y el Caribe de la campaña Demand Climate Justice (DCJ) y miembro de la Comisión Política de la Cumbre de los Pueblos.

Para Giesen, una de las estrategias para fortalecer esta movilización global que debe reavivarse es la Cumbre de los Pueblos. “Hoy más que nunca creemos que la Cumbre de los Pueblos puede ser un espacio para volver a creer en paradigmas sociales y políticos verdaderamente democráticos, alejados del neoliberalismo y del extractivismo, única opción para alcanzar la justicia climática”, defendió.

Reparación del pasado que va más allá de Brasil y es mensaje para el futuro global

Para Lúcia Ortiz, de Amigos de la Tierra Brasil y miembro de la Comisión Política de la Cumbre de los Pueblos, la condena tiene un peso que trasciende fronteras y conecta la historia reciente de Brasil con las luchas de toda América Latina y el Caribe. Estas historias se cruzan no solo por reunir atrocidades, violaciones de derechos y la búsqueda de reparación a través de Comisiones de la Verdad, sino también por involucrar a personajes que regresan a la historia, como el condenado general Augusto Heleno.

“Es importante recordar que el general Augusto Heleno, uno de los articuladores del núcleo golpista, lideró la ocupación de las tropas militares de la ONU en Haití, responsable de una serie de violaciones, además de haber defendido el golpe militar de 1964, cuya Comisión de la Verdad tardó más de 40 años en realizarse sin llegar a un proceso de justicia y reparación de los crímenes cometidos”, observó.

También señaló la importancia para el contexto global actual de retorno del imperialismo, del fascismo, de las guerras y de los genocidios en el mundo, al mismo tiempo que se viven las previas de disputas electorales. “Es un hito, aún más en un momento previo a la COP30 en la Amazonía y en un año preelectoral en el que es fundamental fortalecer la democracia y la solidaridad internacionalista contra los ataques comerciales y militares que atentan contra la soberanía de los pueblos”, completó.

Quienes vivieron las atrocidades no olvidan

Vera Paoloni, presidenta de la Central Única de los Trabajadores en Pará (CUT/PA) y miembro de la Comisión Política de la Cumbre de los Pueblos, destacó que la decisión del STF resuena profundamente entre los movimientos sociales y las mujeres trabajadoras, grupos fuertemente atacados por la campaña de odio y por el desmantelamiento de las políticas sociales, ya sea por el vaciamiento de los organismos o por el cierre de programas.

“Para nosotras, de los movimientos de resistencia, es una inmensa alegría ver la firmeza de la mayoría del Supremo en condenar a Bolsonaro y al núcleo golpista que atentó contra la democracia y contra la vida del país. Bolsonaro siempre trató a las mujeres como inferiores, se burló de los derechos, atacó cruelmente a los trabajadores y trabajadoras, a los movimientos sociales, y ni siquiera se movió para buscar vacunas en el terrible período de la COVID-19”, comentó.

Para Vera, “todo esto está en la memoria y en la piel de cada mujer trabajadora y de cada luchador y luchadora de este Brasil. Por eso es fundamental que haya sido condenado – y aún más simbólico que el tercer voto, que lo envió a la cárcel, haya sido dado por una mujer, la ministra Cármen Lúcia. Ya se iba tarde”.

“Ahora podemos respirar un poco más y seguir en la lucha por los derechos sociales, por la justicia social y por la justicia climática, sabiendo que la democracia fue asegurada con esta firmeza del Supremo. Es un día hermoso para nosotras, mujeres, para los movimientos sociales y para todo el mundo que lucha cotidianamente por un Brasil mejor, por un Pará mejor y por el buen vivir de los pueblos”, dijo.

“Implementó un plan progresivo y sistemático de ataque a las instituciones democráticas”

Bolsonaro fue condenado en juicio de la primera sala del STF con votos favorables de los ministros Alexandre de Moraes, Flávio Dino, Cármen Lúcia y Cristiano Zanin. Solo el ministro Luiz Fux votó en contra. En el voto que selló la sentencia, la ministra Cármen Lúcia fue incisiva al defender la condena de Bolsonaro por la organización del crimen contra la soberanía nacional.

“La fiscalía presentó prueba cabal de que el grupo liderado por Jair Messias Bolsonaro, compuesto por figuras clave del gobierno, de las Fuerzas Armadas y de organismos de inteligencia, desarrolló e implementó un plan progresivo y sistemático de ataque a las instituciones democráticas con la finalidad de perjudicar la alternancia legítima de poder en las elecciones de 2022, minar el ejercicio de los demás poderes constituidos, especialmente el Poder Judicial”, destacó.

También reforzó el carácter inédito del juicio y su representatividad. “Lo inédito en esta acción penal es que en ella late el Brasil que me duele. La presente acción penal es casi un encuentro de Brasil con su pasado, con su presente y con su futuro en el ámbito de las políticas públicas y de los órganos del Estado”, afirmó.

La postura de Cármen Lúcia fue muy reverenciada por la sociedad. Además de ocupar un espacio donde la mayoría es masculina, la ministra es mujer, segmento duramente atacado por Bolsonaro en sus campañas marcadas por misoginia y violencia de género. Estas campañas eran reproducidas por el grupo de extrema derecha que se instaló en diversos espacios, tanto públicos como privados, liderado por el expresidente.

Los ministros también condenaron al exministro de la Casa Civil y de Defensa, Braga Neto (26 años de prisión), al exministro del Gabinete de Seguridad Institucional, Augusto Heleno (21), al exministro de Justicia Anderson Torres (24), al excomandante de la Marina, Almir Garnier (24), al exministro de Defensa Paulo Sérgio Nogueira (19), al teniente coronel y exayudante de órdenes de Jair Bolsonaro, Mauro Cid (2 años por acuerdo de delación) y al exdirector de la Agencia Brasileña de Inteligencia (Abin) Alexandre Ramagem (16 años, un mes y quince días). En este último caso, el Supremo también decidió la pérdida de su mandato como diputado federal.

Condenar y recordar para no olvidar

Las organizaciones que conforman la Cumbre de los Pueblos siguieron el juicio con la expectativa de que la condena fuera más que un veredicto jurídico. Simboliza la importancia de que las instituciones democráticas resistan los atropellos y reafirmen los compromisos con los derechos humanos, la participación social y la soberanía territorial, elementos centrales de las luchas que los movimientos y organizaciones integrantes de la Cumbre defienden.

Hay gran expectativa de que las políticas públicas puedan ahora contar con precedentes que refuercen la responsabilización de quienes intentan subvertir procesos electorales y violar derechos colectivos.

Los movimientos populares, las comunidades indígenas, quilombolas y redes de trabajadores ven en el juicio no solo una respuesta legal, sino también una oportunidad política para fortalecer la legitimidad de las voces históricamente marginadas. La condena refuerza que las iniciativas que provienen de los territorios y que siguen siendo atacadas por el grupo político del expresidente deben ser reconocidas e incorporadas en las políticas públicas.

Además, para la Cumbre de los Pueblos, este momento reafirma que la democracia se sostiene no solo en las reglas formales, sino en la práctica de la participación social amplia, en el uso del conocimiento científico y en el respeto a la diversidad de saberes. Estos elementos son banderas centrales de la Cumbre, que viene actuando para que las políticas climáticas, ambientales y sociales respeten los derechos territoriales, promuevan la justicia de género, garanticen la protección de los pueblos tradicionales y la construcción de una transición justa, popular e inclusiva.

La condena de Bolsonaro por el STF representa también la alerta de que la democracia no está garantizada solo en la Constitución, sino que depende del compromiso social y colectivo para resistir los intentos de golpe, la desinformación y los ataques institucionales. Resulta evidente que es necesario que este precedente se traduzca en medidas concretas de reparación, transparencia y participación en los procesos de decisión, sobre todo en los espacios climáticos, ambientales y de políticas públicas.

La Cumbre de los Pueblos seguirá movilizada para que la justicia sea plena, para que la responsabilidad se instale en todos los niveles y para que ningún retroceso democrático se naturalice como normalidad.