La Cumbre de los Pueblos rumbo a la COP30 y el Grito de los Excluidos están uniendo fuerzas para fortalecer la movilización popular que marcará tanto el 7 de septiembre, en todo Brasil, como el 15 de noviembre, en las calles de Belém y en ciudades de varios países que preparan el Día de Acción Global. En una reunión realizada con el aval del padre Ari Alberti y con la presencia del padre José Carlos, del Grito de Salvador, y de Margareth Pinheiro Gondim, del Grito de Marabá, Pará, se estableció un pacto de apoyo mutuo entre las dos iniciativas, reconociendo que sus luchas convergen en la defensa de los pueblos, los territorios y la democracia.

Desde 1995, el Grito de los Excluidos denuncia las contradicciones de un sistema que concentra riquezas y multiplica desigualdades, levantando la bandera de que “la vida en primer lugar” es el verdadero principio de una sociedad justa. Esta trayectoria ahora se encuentra con la construcción de la Cumbre de los Pueblos, cuya carta política denuncia el racismo ambiental, el poder corporativo y las falsas soluciones, al mismo tiempo que afirma la centralidad de la justicia climática y la soberanía de los pueblos en la respuesta a la crisis planetaria.

La alianza entre el Grito y la Cumbre busca amplificar estas voces tanto en las calles como en los espacios formales de construcción política. Las consultas territoriales impulsadas por el Grito, con las demandas de las comunidades excluidas y de los trabajadores y trabajadoras, serán incorporadas al proceso de formulación de los ejes de convergencia de la Cumbre de los Pueblos. Estos ejes, debatidos en los últimos meses como parte del proceso de preparación de la Cumbre, serán consolidados en las plenarias de noviembre y servirán de base para la elaboración de la carta final que será presentada a los responsables de la COP30. De esta forma, las reivindicaciones históricas que movilizan al Grito se suman a la agenda de la justicia climática, ampliando el alcance de las voces populares en el mayor espacio de negociación global sobre el futuro del planeta.

Los organizadores de la Cumbre de los Pueblos y del Grito de los Excluidos consideran la unión de las movilizaciones un paso decisivo en la construcción de un proceso democrático y plural rumbo a la COP30. El Grito es reconocido como un espacio fundamental de resistencia y de pedagogía popular en Brasil, y su integración en la Cumbre significa reafirmar que no hay justicia climática sin justicia social, sin enfrentar las exclusiones que atraviesan nuestra historia.

Ambas movilizaciones convocan a los movimientos sociales, colectivos, pastorales y organizaciones populares de todo el país a sumarse al proceso, aportar propuestas a la Cumbre de los Pueblos y participar en las acciones de calle.

Junto al Grito de los Excluidos, la Cumbre de los Pueblos refuerza su llamado: es tiempo de ocupar las calles y garantizar que las voces de los territorios y de las periferias urbanas estén en el centro de las decisiones de la Conferencia del Clima.

Marcha en las ciudades – En una reunión realizada el jueves 29, en Belém, representantes de la Comisión Política y del Comité Local de la Cumbre de los Pueblos definieron los detalles de la marcha que se llevará a cabo el 7 de septiembre en la ciudad sede de la COP30. Se espera la participación de unas 400 personas, movilizadas por las pastorales sociales, los movimientos sociales y las centrales de trabajadores.